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Phil y Acelia Weigand

Pioneros en su época.

Descubridores de un nuevo legado.

Phil Weigand (1937-2011) nació en Omaha, Nebraska, Estados Unidos, en el

año 1937. Vivió su infancia en Indianapolis. 

Desde los 14 años, Phil se interesó en la arqueología al grado de unirse

como voluntario en una excavación con el profesor Glen Black, quien fue el

jefe de la misma.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 



La tía de Acelia, Clara Anguiano lleva a la joven pareja a conocer diversos sitios arqueológicos, hecho que influenció positivamente en sus futuros estudios del occidente de México.

Clara Anguiano tenía mucho conocimiento sobre su pueblo Tepec y el municipio de Amacueca, pues había encontrado ollas pre-hispánicas con figuras de personas sentadas dentro de las mismas, la cual era la tradición de los entierros en el sur de Jalisco. de las mismas.

La mente despierta y ansiosa por mayor conocimiento llevo a Phil

en 1957 a abandonar sus estudios de preparatoria, aventurándose a vivir

en el país del sur México, en el estado de  Zacatecas. Sin embargo al poco

tiempo y luego de escuchar sobre los hermosos paisajes del territorio occidental de México, Phil se mudó a Chapala, donde conoció a Acelia García, quien se convertiría en su esposa e impulsora y compañera en el trabajo arqueológico a lo largo de su vida así como co-autora de diversos libros y publicaciones.

Después del nacimiento de su hija Nena, la familia Weigand se muda a vivir a los Estados Unidos para que Phil pueda continuar sus estudios, entrando a la Universidad de Indiana con ayuda de su padre, en donde le aplicaron un exámen de equivalencia, el cual aprobó con facilidad.

En Indiana, estudió la licenciatura en Historia Antigua, siendo su maestro principal el reconocido historiador John Snider.



En 1962, en uno de los viajes a México, el encuentro casual de unas navajas de obsidiana, llevaría a Acelia sin saberlo a hacer el descubrimiento de un enorme taller de obsidiana.

Este hecho marcaría en décadas posteriores el rumbo de las investigaciones arqueológicas, no solo por el taller, sino también por la explotación a gran escala de la obsidiana, que constituyó uno de las bases económicas de la tradición Teuchitlán.



En 1969, Phil y Acelia viajaron nuevamente al estado de Jalisco con el fin de realizar un estudio para encontrar vestigios de casas prehispánicas en las cercanías de unas tumbas de tiro en el municipio de Etzatlán.

No obstante, ambos se llevaron una gran sorpresa al descubrir lo vestigios de un altar y varias plataformas en un arreglo circular, estando la tumba al centro de una de estas plataformas. 

Esto lo llevo a realizar la investigación de más de 40 años que los llevaría a descubrir una forma arquitectónica única jamás vista antes en las culturas mesoamericanas: Los Guachimontones.

Desafortunadamente, Phil falleció en septiembre del 2011, sobreviviéndole su esposa Acelia García de Weigand, su hija Nena, sus nietos Michelle, Paola, Alex y Sofía y sus bisnietos Roberto, Michelle y Valentina.

El trabajo que Phil, Acelia y el equipo de arqueología realizaron durante su vida, dejará huella en nuestra cultura tanto regional, como nacional, dejando en lo alto la riqueza cultural y arquitectónica que el estado de Jalisco y el occidente de México poseen. 

 

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